Por qué creo en la Paz
Creo en la Paz y en que esta debe establecerse de manera estable en todo el mundo no por alguna loca ensoñación hippie, ni por alguna “alternativa” tendencia new age, sino porque estoy a favor de la inmediata y absolutamente necesaria mejora sustancial de las condiciones de vida de todas las personas en el mundo, y por lo tanto, de la construcción colectiva de un mundo exponencialmente mejor que el que tenemos (o sufrimos!) ahora.
La Paz Mundial aporta a esto cambios sustanciales incomparables, de los cuales destaco algunos:
Un mundo en paz implica la eliminación inmediata del arsenal nuclear mundial, que representa la amenaza más grave y seria a la existencia misma de la humanidad completa (aquí no se salva nadie) pues el poder atómico actual logra destruir la Tierra ¡veinticinco veces! Una guerra nuclear no es un conflicto grave, peligroso o muy preocupante; es lisa y llanamente el Apocalipsis.
Un mundo en paz y con vocación de paz conlleva la reducción drástica del increíblemente alto gasto bélico a nivel mundial, del que si usáramos sólo el 10% nos alcanzaría para la erradicación del hambre en el mundo. Así de simple. ¿Eres capaz de imaginar lo que se podría hacer con fines positivos con el 30% o con el 50%? Piensese en lo irracional de este gasto con el ejemplo de un país pequeño, pobre y sin grandes amenzas como Chile, que en la compra de dos submarinos Scorpene se ha gastado más de mil millones de dólares (y ha comprado además aviones, tanques, vehículos, etc) al mismo tiempo que presenta falencias graves en educación y salud.
Un mundo en paz implica un enorme salto cualitativo para el ser humano: pasar de la cultura de la amenaza, la confrontación, la violencia y la guerra a una cultura de diálogo, de vocación de entendimiento, de reconciliación y de no-violencia activa. Este cambio, que se plasma en una conquista cultural profunda (como el no comernos entre nosotros ni esclavizarnos) por si sólo implica un salto evolutivo de proporciones mayores, un salto que sube el nivel básico de la civilización humana a alturas impensadas en este momento: un cambio radical para que todos los seres humanos vivamos en una condición mejor.
Un mundo en paz implica la actitud personal de paz, implica que cada ser humano transite por la vida con la convicción de la paz, que conlleva llegar a ella no por una iluminación marciana ni por una acción esquizofrénica de decir de un día para otro “soy pura paz”, sino por la superación de las contradicciones personales y sociales que llevan al miedo, a la ira y a la violencia: estaremos personalmente en paz cuando vivamos sin contradicción con el mundo exterior, o sea, cuando vivamos con justicia, y cuando vivamos sin contradicción con el mundo interior, o sea, cuando vivamos con coherencia.
Es bastante claro que la idea de vivir en un mundo en paz no es la idea “súper loca” de moda. Es la búsqueda seria y profunda (pero no aburrida ni cuadrada) de cambiar el mundo para que todos los habitantes de él, y no sólo unos cuantos, podamos vivir una vida plena, alegre, justa y bella en los años que nos toca pasar por estos lares del universo. Entonces ¿puede haber algo más importante que buscar la paz?
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